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Materiales manualidades

RAFIA Y PITA
La rafia y la pita son dos fibras naturales con las que se puede llevar a cabo toda una serie de trabajos, todos ellos factibles de ser realizados en el propio hogar y con poquísimas herramientas.
La rafia existe en el mercado en dos formas distintas: En hebras, o tejida como si fuera tela.
La rafia en hebras permite infinidad de combinaciones. Las tiendas especializadas la venden en varios colores y, al tratarse de una fibra sumamente flexible, puede ser trenzada, tejida a punto de media como si fuera lana, a ganchillo… Ya imaginará quien esto lea, la de cosas que pueden fabricarse con ella.
La rafia en hebras es muy utilizada, por ejemplo, para el forrado de pantallas, para la fabricación de tapetes, para confeccionar bolsas de campo y de playa… En fin, todo aquello que se desee. ¡Hasta vestidos de verano para señora se han llegado a hacer con esta fibra!

Jumper de lana

Pichi o jumper de lana
Se necesita una longitud desde el hombro al borde de la falda, más unos 15 cm para el dobladillo de género de estambre o de lana que tenga una anchura de 1,35 m. Por lo general, a no ser que la persona que ha de usar la prenda sea excesivamente alta, con 1,5 m de género hay más que suficiente.
Doble la tela a lo largo de forma que quede orillo con orillo. Vuelva a doblarla nuevamente para tener cuatro hojas y el doblez de la tela hacia usted. Prenda bien con alfileres los cuatro bordes de los orillos y también, estirando convenientemente la tela para que no queden pliegues, el doblez que ha quedado hacia usted. Siguiendo la figura 9, mida desde el ángulo A la mitad de la medida del contorno del cuello de la persona a quien se destine la prenda, más 2,5 cm, marcando B sobre la línea del doblez. Un cuarto de la medida del contorno de cuello nos servirá como medida para señalar C. Desde C se marcará D a una distancia de 12,5 cm, que corresponde a la medida del hombro en una persona de medidas normales. Seguidamente, desde el ángulo E mida la mitad de la medida de la sisa más 5 cm y marque F. El punto G se encuentra a una distancia aproximada de 1 a 2,5 cm de D, lo cual depende de que la persona que la vaya a usar tenga los hombros caídos o muy cuadrados. Una vez obtenidos todos estos puntos, proceda a marcar las curvas tal y como índica la figura. También desde los puntos C A y E marque la longitud que desea para encontrar los puntos A’, B’ y C.
Para cortar la prenda se comienza por A’, B’ y C Del trozo que sobra se confeccionarán, si és posible al sesgo para que no tiren, las vistas para el cuello y las sisas. Corte después desde F a G para las sisas, continuando hasta C para los hombros.
Una vez efectuados todos estos cortes, desprenda con cuidado los alfileres para poder retirar la pieza que se encuentra en el interior del doblez de la tela, y que nos servirá para la parte de atrás. Una vez retirada dicha pieza, corte el escote de la parte delantera, comenzando por C y finalizando por B.
Así tendrá usted la pieza cortada. Ahora hay que proceder a su confección. Observará usted que el «pichi» le ha quedado cortado todo en una pieza y que podría ahorrarse una de las costuras de los lados. Pero no se lo aconsejamos. Es preferible que parta usted la pieza en dos y proceda a coser los dos lados y los hombros como si fueran dos trozos diferentes. De esta forma quedarán equilibradas las medidas. Después de cosidas a máquina las costuras de los lados y las de los hombros, es necesario abrirlas y plancharlas con un trapo mojado.
Si quiere que el escote quede un poco más bajo en la parte de atrás, recórtelo ligeramente a la medida de su gusto.
Para colocar las vistas se procederá a poner el lado derecho de las mismas con el lado derecho del vestido, de forma que si coge usted la sisa, por ejemplo, con los dedos índice y pulgar, toca la parte del revés del vestido y de las vistas. Pase un hilván y proceda después a coserlas a máquina. Una vez las vistas están cosidas al vestido, hay que darles la vuelta para rematarlas por el revés con un dobladillo pequeño.

Oficio Modista

Otra forma de aprender el oficio es trabajando como ayudante de una modista profesional para, una vez adquiridos los conocimientos suficientes, instalarse en casa y poner una placa en la puerta que diga:
Modista.
Naturalmente sería una ridicula pretensión por nuestra parte considerar que, con las breves nociones que podemos apuntar en este apartado, cualquier señora o señorita que lea este texto puede convertirse en una modista profesional. No obstan te, consideramos que hay toda una serie de prendas de fácil realización, que pueden servir como ejercicio para comprobar si se tiene o no predisposición para la costura.
Pasamos a detallar de qué forma deben confeccionarse tales prendas.

Dos lámparas con poleas

Dos lámparas con poleas, usadas de a par colgantes
—cuidadosamente centradas— constituyen normalmente la mejor iluminación posible (al menos, con medios simples) para este tipo d decoración. Pueden luego obtenerse efectos particulares de iluminaciói (incluso quizá con mengu de la estética) con la variación, permitida por la poleas, de la altura de la: lámparas respecto al plan de la mesa.
Estas lámparas son realmente sugerentes, y están correctamente dispuestas, por distancia \ por altura, sobre una mes rectangular. El valor del material, que aun en esta realizaciones de serie conserva un inconfundible apreciable aspecto attesanal, de «trabajo hecho a mano», permite que haya lámparas similares aptas incluso paiiluminar un ambiente realizado con muebles de época.
Una solución joven y desenvuelta. Una vez más, la disposición es de a par, de modo de poder iluminar con suficiente uniformidad la mesa rectangular.
La decoración totalmente blanca hacia bastante difícil la inserción, en este ambiente, de lámparas de vivo colorido. El obstáculo fue felizmente superado mediante el uso de lámparas de papel de arroz blanco, cuyo aspecto neutro cuando están apagadas (y su agradable apariencia cuando están encendidas) entona a la perfección con las características del ambiente.
Un material no muy usado, pero óptimamente elegido aquí: la tela plastificada, empleada casi para retomar el juego geométrico de los cortinajes de paneles tesados.

DECORACIÓN DE LAMPARAS COLGANTES

De todos los tipos de lámparas, las colgantes son actualmente, por cierto, las más usadas. Esto depende de su relativa versatilidad, y sobre todo de su característica de poder iluminar todo un ambiente de manera discretamente uniforme, o bien una parte del mismo de modo concentrado. Las lámparas colgantes son utilizadas en especial para iluminar las mesas del comedor (sobre las cuales son casi obligadas), los escritorios (aquí, y según la elección, después de las lámparas de escritorio propiamente dichas), y los ambientes pequeños como las entradas y los corredores.
A menudo son incluso utilizadas para iluminar grandes ambientes de estar y muchos dormitorios: usos éstos, salvo las debidas excepciones, decididamente poco aptos dadas sus características (en especial la iluminación del dormitorio). Naturalmente, existen diversos tipos de lámparas colgantes, todos adaptables a un uso particular.
Para iluminar la mesa del comedor son necesarias lámparas que no encandilen, directa o indirectamente, es decir con sus reflejos, a los comensales. La forma más simple (y falta de defectos sustanciales) es el casquete semiesférico, con lamparilla plateada que impide el encandilamiento cuando se alza la mirada.