
Piedras pintadas.
¿Verdad que es una magnífica idea? Todas esas piedras en apariencia inútiles, pueden convertirse en bellísimos regalos con un poco de pintura y una regular dosis de creatividad. De hecho, esta técnica se practica hace miles de años. Todo comenzó cuando el hombre primitivo tuvo la idea de pintar las paredes de las cuevas. El arte de decorar las piedras consiste en sentir su textura e identificar su forma para ver qué diseño sugieren. Tome una piedra y colóquela sobre la palma de su mano. Voltéela y estudie sus protuberancias y sus imperfecciones. Colóquela en equilibrio y observe su forma. Puede recordar la figura de un conejo, o de una casita, un ave panzona o un pez. Ciertas piedras grandes recuerdan la forma de los huevos; otras, ligeramente aplastadas, pueden parecer escarabajos, catarinas o incluso, sugerir diseños geométricos. En las riberas de los ríos y en las playas se encuentran las piedras y guijarros más apropiados, ya que están pulidos por el agua.
Las piedras del jardín son demasiado rugosas. Lave las piedras con agua caliente y un poco de detergente, y cepíllelas para quitarles la lama y otros sedimentos. Enjua’guelas y déjelas secar sobre algodón durante varios días si es necesario.
Pinturas para piedras.
El mejor tipo de pinturas para decorar las piedras son las de aceite o las acrílicas. Si ustedes principiante, píntelas en capas espesas, preferentemente con acuarela o con gouache. Esto le permitirá borrar sus errores y volver a comenzar.
Necesitará seis tubos o botes de gouache para comenzar: rojo, verde, azul, amarillo, negro y blanco; puede mezclarlas para obtener varios tonos. Guarde lo que le sobre de esta mezcla para utilizarla después.
Los pequeños botes de laca son ideales; vienen en gran variedad de colores, incluso en tonos metálicos, y al utilizarlos casi no se desperdicia pintura. Como son a base de aceite,necesitará limpiar sus manos y sus pinceles con disolvente.
Los pinceles.
Para éste, como para todos los trabajos de pintura, procure adquirir pinceles de primera calidad. Los de pelo de marta son los mejores y, si los cuida bien, le pueden durar varios años. Una vez que haya elegido un pincel, pruébelo. Moje el pincel en un poco de agua y haga un punto en el dorso de su mano. Si el punto es doble y el pelo se abre en los extemos del pincel, rechácelo y pida otro. En cuanto al grosor de los pinceles, todo depende de usted. Los números 3 y 5 son adecuados para comenzar. Cuando pinte con aceite, será necesario que limpie el pincel con disolvente, con agua caliente y detergente, enjuagándolo bajo el chorro de agua antes de utilizar un nuevo color.
Séquelo para retirar el exceso de agua, y coloque sus pinceles con el pelo en alto, dentro de un bote. No los deje sumergidos en el agua, porque el pelo se doblará y será muy difícil devolverles su forma.
El fijador.
En algunas ocasiones, será necesario aplicar una mano de fijador sobre la superficie de la piedra para que quede lisa y uniforme, antes de poner la pintura. Además, el mismo color de la piedra puede representar el pelaje o el plumaje de un animal. Examine atentamente las variaciones de color de una piedra, antes de esconder la superficie con el fijador a base de agua. Pinte primero un lado y deje secar la piedra colocándola sobre un bote. Voltéela y pinte el otro lado.
Para decorar una piedra.
Usted pasará muchas horas de entretenimiento dándole vida a una piedra con la pintura, y sus amigos apreciarán enormemente estos regalos tan inesperados.
Las piedras pequeñas se corvierten en adornos y en pisapapeles: las grandes, en topes para la puerta.
a Pinturas. Busque un diseño original. Si no se siente capaz de dibujar ni de crear el efecto de pelaje como el de los encantadores conejos de la fotografía, puede comenzar con formas simples que usted misma pueda dibujar: puntos, rayas, cruces y cuadrados. Calque los motivos en un papel y transfiéralos a la piedra con la ayuda de un crayón de cera. Puede utilizar una plantilla o cubrir las partes de la piedra que no desee pintar con cinta adhesiva, y emplear una pintura en aerosol. Hasta los niños saben dibujar una casita blanca con su techo rojo, y con su puerta azul rodeada de flores; escoja, para hacer la casita, una piedra plana y más o menos triangular.
Las pequeñas piedras pintadas con paisajes exigen paciencia y habilidad. Usted será el juez de su propia capacidad. Lo importante es que encuentre placer en pintar y en descubrir en las piedras, la forma que inspiran. D Transfers. Los «transfers» son letras o motivos que vienen adheridos a una hoja de plástico, y que se transfieren a una superficie rayándolos con la punta de un lápiz. Puede encontrarlos en las papelerías o en las tiendas de artículos para dibujo. Si la idea de pintar la asusta un poco, puede decorar sus piedras con «transfers». Los hay de todo tipo. Pinte su piedra con un color vivo, y aplíquele los motivos; descubrirá que es tan simple como rápido de hacer. Asimismo, puede marcar en su piedra cualquier mensaje con las letras de «transfer», dependiendo de la persona a quien desee usted obsequiar la piedra. Otra opción similar es utilizar calcomanías.
Un final feliz.
Es indispensable proteger las pinturas de agua con un barniz. En el caso de la pintura de aceite, este paso no es necesario. Aplique una capa de barniz o de porcelanizador sobre la piedra, en la misma forma como aplicó el fijador. Una vez que esté seco, aplique una segunda capa. Pegue un pequeño círculo de fieltro a la base de la piedra. Tendrá así un final feliz para un bello regalo.