LAMPARAS COLGANTES EN EL HOGAR

Si la mesa es larga, o rectangular,  estas lámparas pueden disponerse ventajosamente de a pares, instalándoselas a la misma altura o incluso a distintas alturas respecto al plano de la mesa.
En cambio, para iluminar zonas de trabajo, antecámaras, estudios, estancias para los hobbies, etc., nada es más indicado, en tanto que iluminación general, eventualmente integrable con otros «puntos luz» para zonas particulares, que lámparas con poleas, de tal modo que resulte posible regular su altura y, por consiguiente, el cono de iluminación.
Para entradas y corredores se adaptan las lámparas de pantalla, del tipo del clásico «globo» de papel de arroz: dan una luz difusa y agradable, exenta de sombras duras y de excesivos contrastes.
Finalmente, un uso particular para las lámparas colgantes es el de complementos de iluminación para la zona conversación o relax. Poco usadas en este papel, por el temor generalizado a equivocar con el tipo de iluminación, las lámparas colgantes, en cambio, suelen demostrar aquí su calidad. Naturalmente, es preciso «centrarlas» no sobre los divanes, o sobre la parte vacía del ambiente, sino sobre una pequeña mesilla lateral o rinconera, o bien sobre un mueble divisor, es decir sobre algo que, vivamente, las «sostenga».
Y, puesto que estamos tratando este tema, vale la pena añadir una posibilidad, por lo demás regularmente descartada por miedo a errar: puede elegirse el mismo tipo de lámpara —naturalmente, con criterio— y usarlo para iluminar todos los ambientes de la casa, desde la entrada hasta el dormitorio. No es difícil, si se elige cuidadosamente los «puntos luz» (¡nunca en el centro de los ambientes!): y podría tratarse de una solución muy agradable.

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