Dos lámparas con poleas
Dos lámparas con poleas, usadas de a par colgantes
—cuidadosamente centradas— constituyen normalmente la mejor iluminación posible (al menos, con medios simples) para este tipo d decoración. Pueden luego obtenerse efectos particulares de iluminaciói (incluso quizá con mengu de la estética) con la variación, permitida por la poleas, de la altura de la: lámparas respecto al plan de la mesa.
Estas lámparas son realmente sugerentes, y están correctamente dispuestas, por distancia \ por altura, sobre una mes rectangular. El valor del material, que aun en esta realizaciones de serie conserva un inconfundible apreciable aspecto attesanal, de «trabajo hecho a mano», permite que haya lámparas similares aptas incluso paiiluminar un ambiente realizado con muebles de época.
Una solución joven y desenvuelta. Una vez más, la disposición es de a par, de modo de poder iluminar con suficiente uniformidad la mesa rectangular.
La decoración totalmente blanca hacia bastante difícil la inserción, en este ambiente, de lámparas de vivo colorido. El obstáculo fue felizmente superado mediante el uso de lámparas de papel de arroz blanco, cuyo aspecto neutro cuando están apagadas (y su agradable apariencia cuando están encendidas) entona a la perfección con las características del ambiente.
Un material no muy usado, pero óptimamente elegido aquí: la tela plastificada, empleada casi para retomar el juego geométrico de los cortinajes de paneles tesados.
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