
Aparte de la tela, que es el material más importante, en algunas ocasiones será necesario utilizar otros utensilios, como, por ejemplo, alambres, lanas, ojos de cristal, cordeles, arandelas metálicas, palillos u otros accesorios que la misma práctica aconsejará.
Antiguamente, para el relleno de este tipo de muñecos se utilizaba de preferencia el serrín, pero dicho material tiene el inconveniente de que si a la hora de efectuar el relleno éste no se hace muy prieto, quedan algunos huecos que desfiguran los contornos del muñeco. No obstante, el serrín, bien apretado, continúa siendo el material ideal, si se quiere que el muñeco tenga alguna rigidez.
La viruta de corcho también es muy utilizada, y los copos de goma-espuma es el material más idóneo para que el muñeco quede blandito, suave y, al mismo tiempo, consistente.
Una vez el patrón se ha efectuado en papel, éste se traslada a la tela elegida, que previamente se habrá colocado por partida doble. Es necesario advertir que, al efectuar el dibujo deseado, debe evitarse marcar contornos demasiado agudos, dando preferencia a los romos, con objeto de que al efectuar el relleno el material elegido pueda penetrar fácilmente en todos los rincones.
Tenemos, pues, dos contornos del modelo elegido, cortados en tela. Antes de proceder al cosido de los dos contornos, deben coserse en cada uno de ellos todos los adornos precisos para completar la figura deseada.
Veamos un ejemplo. Imaginemos que queremos confeccionar un simpático perrito de los corrientemente denominados «salchichas». En el grabado vemos el dibujo del contorno que hemos realizado (figura). Cuanto más largo sea el cuerpo, más gradoso quedará éste. Dicho perrito, además de cuerpo, tiene cuatro patas, dos orejas, dos ojos y un hociquito. Tendremos que proceder, primeramente, a colocar el ojo en la cabeza de los dos contornos cortados en tela. Un recorte en forma de almendra en fieltro blanco, con una mancha negra en el centro, servirá para este menester.