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Mujeres que realizan en sus casas diversos trabajos

De niñas, muchas mujeres aprendieron a bordar, a coser, a hacer punto… Realizan, para los suyos, verdaderos primores. Otras tienen capacidad para pintar, para construir muñecos, para modelar arcilla… ¿Por qué no hacer de esta habilidad una fuente de ingresos? ¿Quién les impide trabajar para una tienda, para una boutique, haciendo cosas por encargo?
La verdad es que en este momento existen muchísimas mujeres que realizan en sus casas diversos trabajos: son modistas, sombrereras, tejedoras de punto, bordadoras, fabricantes de perchas para colgar la ropa de los niños, adornadas con diversos motivos infantiles, mujeres que trabajan la rafia, el corcho… Muchachas que decoran pañuelos a mano, que hacen muñecos ataviados con trajes regionales. Ya hemos dicho que el tema no se agotaría en un solo volumen.
Mas por lo aquí expuesto, no habrá que considerar que los trabajos de las industrias caseras pueden realizarlo solamente mujeres. Hay otros muchos aspectos de estas industrias que son cultivados por los hombres. Así, la construcción de pequeño mobiliario de artesanía, los trabajos en vidrio, metal, corcho, la taxidermia, etcétera. Nos hemos ocupado en este apartado de la mujer porque debido a la permanencia en la casa a que le obliga, hoy por hoy, su condición de esposa y de madre, disfruta de unas condiciones más apropiadas para desarrollar, en su hogar, dichos trabajos.

La Mujer es la principal protagonista del hogar

¿Por qué la mujer es la principal protagonista de las industrias caseras?
Indudablemente, gran parte de las lectoras estarán casadas. Quizá muchas de ellas habrán tenido la sensación, en uno u otro momento, de ser una carga para el marido, un elemento improductivo que más que una ayuda constituye una carga para el presupuesto familiar. Quizá tales mujeres habrán querido conciliar el trabajo con la vida del hogar, sin poder conseguirlo. Muchas habrán exclamado alguna vez: «¡Ah, si no fuera por los chicos…!» Pero los niños existen, están ahí y no se les puede desatender. ¿Cómo salir a trabajar fuera de casa, cuando los bebés necesitan del cuidado de sus madres? Hay que bañarlos, darles la papilla, tienen que dormir la siesta, etc. Y más que el trabajo físico —con ser mucho—, los niños constituyen, sobre todo, una gran exigencia de horario que no permite ni siquiera pensar en tener una actividad laboral fuera del hogar. Muchas esposas que habían conti^ nuado su vida profesional después de casadas se han visto obligadas a suspenderla después de la llegada del primer niño, sobre todo durante los primeros años de vida del bebé. Todos los intentos para incorporarse de nuevo a la vida laboral han tropezado, a la hora de querer llevarlos a la práctica, con graves inconvenientes.
Sin embargo, cada vez más, en el mundo moderno se impone que la mujer trabaje, que tenga sus ingresos propios, su independencia económica. Cada vez con mayor fuerza resulta necesario que la mujer sea en el hogar no solamente el ama de casa que se cuida de lavar la ropa y de hacer la comida, sino una colaboradora que comparta realmente, con marido, tanto la responsabilidad económica co: la moral. No intentaremos, ni mucho menos, dar en es líneas una solución a los muchos problemas que las mujer moderna tiene planteados. Eso sería trabajo de economistas y sociólogos y requiere sesudos estudios y planificaciones a escala nacional. Simplemente intentaremos, modestamente, apuntar posibles soluciones individuales que remedien en parte el problema de las mujeres que quieren trabajar, sin necesidad de abandonar su hogar durante muchas horas del día.