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Las lámparas colgantes

Las lámparas colgantes nacieron, y generalmente para ello se las emplea, para la iluminación de la mesas de comedor, en general, de ambiente enteros. En este caso, a cambio, se les ha dado una aplicación ligeramen inhabitual. En efecto, es! lámpara colgante, con si corola de vidrio opalino, que constituye su «sombrero», cae justamente en el centro una mesilla instalada ent dos divanes en ángulo, i lámpara colgante cumple por consiguiente, en esti ejemplo, la misma funcii que habitualmente es la propia de una lámpara d¡ mesa.
Una lámpara ¡nusitadi tanto como diseño cuan como material: de heclx está constituida por muchos «pétalos»  También ella es usada p iluminar una zona de conversación.

Dos lámparas con poleas

Dos lámparas con poleas, usadas de a par colgantes
—cuidadosamente centradas— constituyen normalmente la mejor iluminación posible (al menos, con medios simples) para este tipo d decoración. Pueden luego obtenerse efectos particulares de iluminaciói (incluso quizá con mengu de la estética) con la variación, permitida por la poleas, de la altura de la: lámparas respecto al plan de la mesa.
Estas lámparas son realmente sugerentes, y están correctamente dispuestas, por distancia \ por altura, sobre una mes rectangular. El valor del material, que aun en esta realizaciones de serie conserva un inconfundible apreciable aspecto attesanal, de «trabajo hecho a mano», permite que haya lámparas similares aptas incluso paiiluminar un ambiente realizado con muebles de época.
Una solución joven y desenvuelta. Una vez más, la disposición es de a par, de modo de poder iluminar con suficiente uniformidad la mesa rectangular.
La decoración totalmente blanca hacia bastante difícil la inserción, en este ambiente, de lámparas de vivo colorido. El obstáculo fue felizmente superado mediante el uso de lámparas de papel de arroz blanco, cuyo aspecto neutro cuando están apagadas (y su agradable apariencia cuando están encendidas) entona a la perfección con las características del ambiente.
Un material no muy usado, pero óptimamente elegido aquí: la tela plastificada, empleada casi para retomar el juego geométrico de los cortinajes de paneles tesados.

LAMPARAS COLGANTES EN EL HOGAR

Si la mesa es larga, o rectangular,  estas lámparas pueden disponerse ventajosamente de a pares, instalándoselas a la misma altura o incluso a distintas alturas respecto al plano de la mesa.
En cambio, para iluminar zonas de trabajo, antecámaras, estudios, estancias para los hobbies, etc., nada es más indicado, en tanto que iluminación general, eventualmente integrable con otros «puntos luz» para zonas particulares, que lámparas con poleas, de tal modo que resulte posible regular su altura y, por consiguiente, el cono de iluminación.
Para entradas y corredores se adaptan las lámparas de pantalla, del tipo del clásico «globo» de papel de arroz: dan una luz difusa y agradable, exenta de sombras duras y de excesivos contrastes.
Finalmente, un uso particular para las lámparas colgantes es el de complementos de iluminación para la zona conversación o relax. Poco usadas en este papel, por el temor generalizado a equivocar con el tipo de iluminación, las lámparas colgantes, en cambio, suelen demostrar aquí su calidad. Naturalmente, es preciso «centrarlas» no sobre los divanes, o sobre la parte vacía del ambiente, sino sobre una pequeña mesilla lateral o rinconera, o bien sobre un mueble divisor, es decir sobre algo que, vivamente, las «sostenga».
Y, puesto que estamos tratando este tema, vale la pena añadir una posibilidad, por lo demás regularmente descartada por miedo a errar: puede elegirse el mismo tipo de lámpara —naturalmente, con criterio— y usarlo para iluminar todos los ambientes de la casa, desde la entrada hasta el dormitorio. No es difícil, si se elige cuidadosamente los «puntos luz» (¡nunca en el centro de los ambientes!): y podría tratarse de una solución muy agradable.

LAMPARAS COLGANTES

obre la mesa
Una simple lámpara de úpula, «personalizada» ¡radas a un gran añuelo de colores vivaces: m sistema conocido desde lace mucho tiempo y muy isado, sobre todo, para iecoraciones «rústicas»,  ¡ero simplísimo y, lormalmente, de buenos esultados.
Lámparas de :asquete, en acero satinado 5 barnizado que permiten jna excelente iluminación ie todos los comensales, ‘mportante para tal fin, oero generalmente descuidada, es la correcta altura desde tierra. La lámpara debe ser instalada de modo que no encandile a quien se desplace por el lugar: o sea a una altura de tierra alrededor de los 160 cm. Una polea, como la que poseen muchas lámparas, permite variar a voluntad la altura de las instalaciones lumínicas.
Si hay que desplazar en parte el «punto luz», se podrá recurrir, como aquí, a un caveto de acero fijado a una anilla: solución no sólo simple, sino incluso estéticamente válida.

DECORACIÓN DE LAMPARAS COLGANTES

De todos los tipos de lámparas, las colgantes son actualmente, por cierto, las más usadas. Esto depende de su relativa versatilidad, y sobre todo de su característica de poder iluminar todo un ambiente de manera discretamente uniforme, o bien una parte del mismo de modo concentrado. Las lámparas colgantes son utilizadas en especial para iluminar las mesas del comedor (sobre las cuales son casi obligadas), los escritorios (aquí, y según la elección, después de las lámparas de escritorio propiamente dichas), y los ambientes pequeños como las entradas y los corredores.
A menudo son incluso utilizadas para iluminar grandes ambientes de estar y muchos dormitorios: usos éstos, salvo las debidas excepciones, decididamente poco aptos dadas sus características (en especial la iluminación del dormitorio). Naturalmente, existen diversos tipos de lámparas colgantes, todos adaptables a un uso particular.
Para iluminar la mesa del comedor son necesarias lámparas que no encandilen, directa o indirectamente, es decir con sus reflejos, a los comensales. La forma más simple (y falta de defectos sustanciales) es el casquete semiesférico, con lamparilla plateada que impide el encandilamiento cuando se alza la mirada.