Dobladillo
Sólo quedará hacer el dobladillo. Lo más aconsejable es doblar una sola vez la tela y pasar un sobrehilado por el borde de la misma para que no se deshile. Para sujetar las dos telas se utilizarán puntadas muy espaciadas y cogiendo solamente muy pocos hilos del tejido. La mejor manera de lograrlo es ir doblando hacia el exterior un trocito del espacio destinado a dobladillo, al tiempo que se van dando las puntadas de forma que, al volver el tejido a su ser, el hilo quede completamente escondido.
Una falda de este tipo se puede realizar en diferentes telas, por ejemplo, el terciopelo, que tan de moda está en estos días. Una falda de terciopelo negro con una blusa de encaje blanco siempre será un conjunto muy elegante y apropiado tanto para jovencitas como para señoras mayores.
Si lo que se desea confeccionar es una falda larga, de fiesta, el procedimiento a seguir es exactamente el mismo. Lo único que varía son las medidas de la tela.
En algunos casos, las medidas de las telas no son suficientes para poder confeccionar, de una sola pieza, una falda de media capa larga. Entonces no hay más remedio que utilizar las piezas.
En algunas ocasiones, cuando se trata de telas que pesan mucho, es aconsejable dejar la falda colgada por la cintura durante todo un día, antes de hacer el dobladillo. Puede ser posible que el peso de la tela, al hallarse ésta cortada al sesgo, produzca algunas irregularidades en la marca del dobladillo que se había realizado. Si esto ocurre, siempre se está a tiempo de corregir dichas irregularidades antes de realizar el dobladillo.